CAPÍTULO 6
Recuperando el control de tu vida íntima
Vivir con fibromialgia es un desafío constante, especialmente cuando afecta aspectos tan personales como la intimidad sientes que pierdes el control.
El dolor crónico, la fatiga y los cambios en el cuerpo y las emociones pueden hacer que las relaciones, tanto físicas como emocionales, se sientan más complicadas o incluso fuera de control. Pero este no es el final de tu historia, ni el final de una vida íntima satisfactoria y plena.
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En los capítulos anteriores hemos hablado sobre cómo la fibromialgia afecta diferentes aspectos de la intimidad y la vida sexual, y cómo es posible recuperar el control sobre estos momentos especiales con paciencia, comunicación y autocompasión.
Tú tienes la capacidad de redefinir la intimidad en tu vida, adaptándola a tus circunstancias sin perder la conexión con tu pareja ni contigo mismo/a.
1. Reconocer que los cambios son normales
La fibromialgia trae consigo una serie de cambios en el cuerpo y las emociones que, al principio, pueden parecer abrumadores. Es común sentir que ya no puedes disfrutar de la intimidad como lo hacías antes o que tu cuerpo no responde de la misma manera. Y está bien sentirte así, es normal.
Lo más importante es recordar que los cambios no significan el fin de tu vida íntima.
En lugar de enfocarte en lo que ha cambiado o en lo que ya no puedes hacer como antes, trata de ver este proceso como una oportunidad para explorar nuevas maneras de conectarte. La intimidad no es algo rígido ni estático, y puede adaptarse a cada etapa de tu vida.
Con Permiso Para Quejarte
Como Convivir con la Fibromialgia sin Perderte a ti Misma
Permítete sentir y aceptar estos cambios sin juzgarte a ti mismo/a. La intimidad es mucho más que el acto sexual: incluye las caricias, las conversaciones profundas, los momentos de cercanía emocional y física que siguen siendo importantes, incluso si el dolor o la fatiga son parte de tu realidad.
2. Comunicación abierta: La clave para mantener la conexión
Uno de los mensajes más importantes que debes llevar contigo es que hablar de lo que sientes es fundamental. Mantener una comunicación abierta y honesta con tu pareja es clave para mantener una relación sana y amorosa.
No tengas miedo de decir cómo te sientes, qué necesitas o cuáles son tus limitaciones.
Hablar sobre el dolor, la fatiga o la ansiedad que sientes no arruina la intimidad. Al contrario, fortalece la relación porque te permite sentirte apoyado/a y comprendido/a.
A menudo, las parejas solo necesitan saber cómo pueden ayudar y cómo pueden adaptarse juntos a los desafíos de la fibromialgia.
Elige un momento tranquilo, fuera de la intimidad física, para hablar con tu pareja sobre tus emociones, deseos y necesidades. Puedes decir algo como: «Sé que la fibromialgia ha cambiado muchas cosas, pero quiero que sigamos explorando cómo estar cerca. ¿Cómo podemos hacer que esto funcione para los dos?»
La empatía y la paciencia de ambos son clave en este proceso.
3. Adaptar la intimidad a tus necesidades actuales
La fibromialgia afecta a cada persona de manera diferente, por lo que la intimidad también debe adaptarse a tus propias necesidades. No hay una fórmula fija para tener una vida íntima satisfactoria.
Lo importante es escuchar a tu cuerpo y encontrar lo que te hace sentir bien en cada momento.
Algunos días, puede que no te sientas con energía para el contacto físico, y eso está bien. En lugar de verlo como una pérdida, considera explorar formas de intimidad que sean más suaves o que no requieran tanto esfuerzo físico.
Un masaje, un abrazo largo, o simplemente disfrutar de la compañía de tu pareja mientras ven una película juntos pueden ser maneras poderosas de mantener la conexión.
Prueba cosas nuevas sin sentir la presión de cumplir con expectativas. Redefine la intimidad según lo que te haga sentir cómodo/a y amado/a. No temas experimentar y descubrir nuevas maneras de disfrutar el contacto físico y emocional. Cada pequeño gesto cuenta.
4. Aprender a ser paciente contigo misma
Vivir con fibromialgia puede ser frustrante, especialmente cuando sientes que ya no puedes hacer las mismas cosas que antes. Pero es esencial que aprendas a ser paciente contigo misma y que te trates con la misma compasión que ofrecerías a un ser querido.
Habrá días buenos y días malos, y eso es parte del proceso. El dolor y la fatiga no siempre serán constantes, pero tampoco desaparecerán de un día para otro.
Aprende a respetar los límites de tu cuerpo sin castigarte por lo que no puedes hacer. Estar en sintonía con lo que necesitas en cada momento es un paso clave para recuperar el control sobre tu vida íntima y emocional.
En lugar de enfocarte en lo que no puedes hacer, celebra los pequeños avances. Acepta los días malos como parte de la vida, pero no dejes que definan tu relación con tu pareja ni contigo misma.
Recuerda que cada paso cuenta y que el autocuidado es fundamental para sentirte mejor, tanto física como emocionalmente.
5. Encontrar el equilibrio entre cuerpo y mente
La fibromialgia no afecta solo al cuerpo, también a las emociones y la mente.
El dolor crónico, la fatiga y la frustración pueden hacer que te sientas desconectado/a de tu propio cuerpo o de tu pareja. Por eso, es importante trabajar en ese equilibrio entre lo que sientes físicamente y lo que experimentas emocionalmente.
Técnicas como el mindfulness, la respiración consciente o la tacompañamiento psicológico pueden ayudarte a estar más presente en el momento, a manejar mejor el dolor y a reconectar con tu cuerpo desde un lugar de aceptación.
Estos enfoques pueden ayudarte a reducir el estrés, la ansiedad y a mejorar tu bienestar general, lo que también impacta positivamente en tu vida íntima.
Programa tu cita
Dedica algunos momentos cada día a practicar la respiración consciente o el mindfulness. Incluso unos minutos de atención plena pueden ayudarte a sentirte más en control de tu cuerpo y más relajada.
Esto no solo te ayudará a manejar mejor el dolor, sino que también puede mejorar tu capacidad de disfrutar del contacto físico y emocional.
Retoma el control
La fibromialgia puede haber cambiado tu vida de muchas maneras, pero no define quién eres ni lo que puedes experimentar en tu vida íntima.
Recuerda que cada pequeño paso hacia la reconexión con tu pareja, hacia el manejo del dolor o hacia la aceptación de tu cuerpo, es un paso en la dirección correcta. La clave está en ser paciente contigo misma, comunicarte con tu pareja y seguir buscando maneras de sentirte bien, a tu ritmo.
El control está en tus manos, y la intimidad, tanto emocional como física, sigue siendo una parte importante y valiosa de tu vida. Es posible seguir disfrutando de la cercanía, el amor y el placer, incluso con los desafíos de la fibromialgia.