no es psicologica la fibromialgia

La fibromialgia NO es psicológica. NO es mental

¿La fibromialgia es psicológica? La fibromialgia es una enfermedad compleja y, aunque es cada vez más reconocida como una condición médica legítima, muchas personas aún la asocian erróneamente con trastornos psicológicos o emocionales.


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Durante años, quienes padecen esta enfermedad han enfrentado una doble lucha: la de soportar los dolorosos síntomas físicos, y la de ser minimizados o invalidados por el sistema médico y social.

Para comprender por qué se ha creído que la fibromialgia es psicológica, es necesario entender la historia, los prejuicios y las limitaciones que han influido en esta percepción equivocada.

1. La falta de pruebas físicas visibles

Una de las razones principales por las que se ha considerado la fibromialgia como psicológica es la ausencia de pruebas diagnósticas convencionales que puedan confirmarla de manera concluyente.

A diferencia de otras enfermedades, como la artritis reumatoide o el lupus, la fibromialgia no deja marcas visibles en los análisis de sangre, ni en radiografías, ni en resonancias magnéticas.

Esto ha llevado a muchos médicos y profesionales de la salud a cuestionar su existencia real, sobre todo en las primeras etapas del diagnóstico, cuando el dolor es la principal queja.


El enfoque tradicional de la medicina ha priorizado la búsqueda de pruebas físicas concretas para justificar el dolor. Si no se encuentra una «lesión visible», el dolor suele ser interpretado como subjetivo o, en algunos casos, como una manifestación de estrés o ansiedad.

La “invisibilidad” de la fibromialgia ha sido una de las mayores barreras para que se le reconozca como una enfermedad legítima, haciendo que quienes la padecen se enfrenten a una constante invalidación.

2. El componente emocional mal interpretado

Es cierto que, como en muchas otras enfermedades crónicas, las emociones y el estrés pueden desempeñar un papel en el agravamiento de los síntomas de la fibromialgia.

Sin embargo, esto no significa que el dolor sea «psicológica» o producto de una mente “débil” o “emocionalmente inestable”.

La fibromialgia es una alteración en la forma en que el cerebro y el sistema nervioso procesan las señales de dolor, haciendo que las personas con esta condición experimenten una amplificación del dolor incluso ante estímulos que en otras personas no causarían molestias.

Esta amplificación se debe a un fenómeno llamado sensibilización central, que implica un aumento en la actividad de ciertas áreas del cerebro relacionadas con la percepción del dolor.


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¿Por qué duele tanto?


Las emociones pueden influir en este proceso —por ejemplo, situaciones de estrés prolongado o traumas emocionales pueden intensificar los síntomas—, pero la base del dolor es física, no mental.

El dolor crónico, por lo tanto, no es una invención ni una manifestación de ansiedad, sino una alteración neurológica real.

El error radica en creer que, si las emociones juegan un papel, entonces el dolor está “en la cabeza” y no en el cuerpo.

La ciencia actual nos dice lo contrario: el cerebro y el sistema nervioso son la raíz de la fibromialgia, y los factores emocionales pueden actuar como catalizadores, pero no como las causas directas.

3. El sesgo de género

La fibromialgia afecta principalmente a mujeres, y esto ha sido un factor clave en la forma en que se ha percibido la enfermedad.

Desde tiempos antiguos, el dolor de las mujeres ha sido minimizado, desvalorizado y asociado con la histeria o la fragilidad emocional.

En muchas culturas las mujeres han sido educadas para ser las cuidadoras, las que siempre deben estar disponibles para los demás, y a menudo se les enseña a ignorar su propio bienestar.

Esta tendencia cultural ha llevado a que muchas mujeres no busquen ayuda hasta que el dolor es insoportable, y cuando lo hacen, no siempre son tomadas en serio.

El hecho de que la fibromialgia afecte a las mujeres ha contribuido a la estigmatización de la enfermedad.

En un mundo donde la vulnerabilidad femenina ha sido históricamente asociada con debilidad o “exageración”, la fibromialgia fue vista como un “dolor emocional” o un “trastorno psicológico”, cuando en realidad era una enfermedad física que solo recientemente empezó a comprenderse de manera más integral.


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Además, el contexto social de las mujeres ha influido en la forma en que percibimos el dolor. Las mujeres tienden a ser más propensas a internalizar el sufrimiento, a veces minimizando su dolor o posponiendo el cuidado personal, lo que agrava aún más su condición.

Este fenómeno, combinado con la falta de validación por parte de los profesionales de la salud, contribuye a la creencia de que el dolor es un síntoma “psicológico” cuando en realidad está relacionado con una enfermedad física subyacente.

4. La influencia del modelo médico tradicional

El modelo médico tradicional, que se centra en la biomedicina, ha jugado un papel crucial en la conceptualización errónea de la fibromialgia.

Este enfoque se basa en la búsqueda de pruebas objetivas (como análisis de sangre, imágenes médicas o biopsias) para justificar las condiciones. Sin embargo, el dolor crónico y las enfermedades como la fibromialgia no siempre se ajustan a este patrón de diagnóstico claro y visible.

Este vacío en la medicina convencional dejó espacio para que se pensara que la enfermedad era «psicológica» o, peor aún, que las pacientes estaban buscando atención sin una razón válida.

A medida que avanzamos en la comprensión de la fibromialgia, los enfoques multidisciplinarios y la neurociencia están demostrando que esta enfermedad debe entenderse como un trastorno complejo del procesamiento del dolor, que involucra tanto factores biológicos como emocionales, sociales y psicológicos.

Es importante destacar que, aunque las emociones pueden influir en la experiencia del dolor, no son las responsables de la enfermedad.


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En definitiva, la fibromialgia no es psicológica, aunque sí tiene aspectos emocionales y psicosociales que influyen en su curso. Es una enfermedad real, neurobiológica, en la que el dolor se origina en el cerebro y el sistema nervioso, amplificado por una mayor sensibilidad a los estímulos.

Es importante que, como sociedad, dejemos de asumir que las mujeres que sufren de fibromialgia están simplemente exagerando o siendo “demasiado emocionales”.

Reconocer la fibromialgia como lo que es: una condición médica legítima que afecta la calidad de vida de millones de personas, es el primer paso para brindar el apoyo, la comprensión y el tratamiento adecuado.

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