tareas del hogar con fibromialgia

Fibromialgia: Las tareas del hogar son un desafío

En el mundo de quienes enfrentamos la fibromialgia, las tareas cotidianas adquieren una dimensión completamente distinta.

Estas actividades aparentemente simples se convierten en un desafío constante, una lucha diaria que agrega un peso adicional a la carga emocional.

La rutina convertida en batalla

Levantarse de la cama con fibromialgia no es solo una batalla física, sino también emocional.

Batallamos contra el dolor de la fibromialgia y la rigidez muscular. A menudo, nos enfrentamos a la ansiedad y la aprensión ante la perspectiva de otro día de dolor y la fatiga.


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La incertidumbre sobre cómo nos sentiremos ese día agrega una capa de estrés adicional.

La limpieza y el mantenimiento del hogar

Mantener un hogar limpio y ordenado se convierte en una tarea abrumadora.

Limpiar, aspirar, lavar platos y prender la lavadora pueden ser actividades que nos agoten por completo.

Y es que la fatiga y el dolor crónico se intensifican a medida que avanzamos en estas actividades, dejándonos exhaustos.

Las tareas repetitivas pueden ser especialmente agotadoras. La monotonia de estas actividades a menudo se combina con la frustración de sentir que estamos atrapados en un ciclo de responsabilidades que no parece tener fin.

A menudo, nos vemos obligados a priorizar y a dejar tareas sin terminar, lo queaumenta la senación de culpa y frustración.

El dilema de priorizar la salud

Uno de los dilemas más angustiantes es el de priorizar nuestra salud frente a las responsabilidades del hogar. A menudo, nos enfrentamos a la elección entre mantener la casa limpia y ordenada o preservar nuestra propia energía y bienestar.

Esta decisión puede causar una gran carga emocional, ya que deseamos mantener nuestro entorno, pero también necesitamos cuidarnos a nosotros mismos.



Es un ciclo sin fin. Sentimos que no podemos evitar estas tareas, pero también nos damos cuenta de que realizarlas aumenta nuestra fatiga y dolor. Esta frustración puede llevar a una sensación de impotencia y desesperación.

La elección entre el bienestar y las responsabilidades

Cada día nos enfrentamos a la difícil elección de cómo asignar nuestras energías limitadas.

Por un lado, tenemos la responsabilidad de mantener nuestro hogar limpio, ordenado y funcional. Por otro lado, nuestra salud física y emocional requiere atención y cuidado constantes.

La frustración de no alcanzar nuestros propios estándares

A menudo, luchamos con la frustración de no poder alcanzar nuestros propios estándares anteriores. Recordamos los días en que éramos más capaces y eficientes en el manejo del hogar, y la distancia entre esa realidad y nuestra situación actual puede ser dolorosa.

La ansiedad por el futuro

El dilema de priorizar la salud también puede generar ansiedad por el futuro.

Nos preocupamos por cómo la fibromialgia puede afectar nuestra capacidad para mantener nuestras vidas y hogares en el futuro.

La culpa y la autoexigencia

La carga emocional se complica por la culpa y la autoexigencia.

Queremos mantener nuestro hogar limpio y ordenado, pero a menudo simplemente no podemos hacerlo al nivel que deseamos, debido a nuestros síntomas.

Esta discrepancia entre nuestras aspiraciones y la realidad puede ser una fuente constante de sentimientos negativos hacia nosotros mismos.

La culpa por no cumplir con las expectativas

Desde que recibimos el diagnóstico de fibromialgia, a menudo nos enfrentamos a la culpa por no poder cumplir con las expectativas, tanto las nuestras como las de los demás.

Antes de la enfermedad, teníamos metas y responsabilidades que parecían alcanzables, pero la fibromialgia nos ha obligado a reevaluar y ajustar nuestras capacidades.


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La culpa por no poder hacerlo todo

Cuando priorizamos nuestra salud, a menudo nos enfrentamos a una sensación de culpa abrumadora por no poder cumplir con todas las tareas del hogar.

La fibromialgia puede hacer que las actividades cotidianas sean extremadamente agotadoras, y sentir que no estamos contribuyendo lo suficiente a nuestras responsabilidades puede aumentar la carga emocional.

La autoexigencia que persiste

La autoexigencia es otra carga emocional que llevamos con nosotros.

A menudo, nos exigimos a nosotros mismos seguir adelante, como si la enfermedad no existiera. Nos castigamos internamente por no poder hacer todo lo que solíamos hacer antes de la fibromialgia.

La sensación de ser una carga

La dependencia que a menudo experimentamos debido a la fibromialgia también puede alimentar la culpa y la autoexigencia.

Sentimos que somos una carga para nuestros seres queridos, y esto nos hace cuestionar nuestra valía. Esta sensación de ser una carga puede ser abrumadora y paralizante.

La comparación con nuestra antigua vida

La comparación con nuestras vidas antes de la fibromialgia puede acentuar la culpa y la autoexigencia.

Recordamos cómo solíamos ser más activos, productivos y capaces de hacer frente a una amplia gama de responsabilidades. La distancia entre esa vida anterior y nuestra situación actual puede ser dolorosa.

El impacto en la salud mental

El agotamiento emocional de las tareas repetitivas también puede tener un impacto en nuestra salud mental.

Sentir que estamos atrapados en una rutina incesante puede contribuir al estrés, la ansiedad y la depresión.


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La falta de variedad en nuestras actividades diarias puede llevar a la sensación de estancamiento y pérdida de interés en la vida.

Sentir que no cumplimos con nuestras propias expectativas y las de los demás también puede ser un lastre para nuestra salud mental.

El impacto en el autoestima

El desgaste emocional también afecta nuestra autoestima.

Nos comparamos con la imagen de hogares perfectos que vemos en los medios de comunicación o en las redes sociales y nos sentimos insuficientes.

Nos preguntamos por qué no podemos mantener nuestro hogar de la misma manera, lo que a menudo se convierte en una fuente de culpa y autoexigencia.

Ahora te pregunto a tí… ¿Cómo te va con las tareas del hogar?

Déjame conocer tus experiencias. Escríbelas en los comentarios

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1 Comentario

  1. Laura dice:

    Hola, soy Laura de Montevideo, Uruguay
    Tengo 52 años y hace unos 3 años fui diagnosticada con fibromialgia. He estado todo este tiempo en negación.
    Ahora comencé a buscar estrategias e información para mejorar mi calidad de vida, pero me está costando muchísimo la aceptación

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