Así se siente una crisis de fibromialgia: cuando el cuerpo grita

Por Doc Adriana Angel | Médica, NeuroCoach y Paciente de Fibromialgia

Una crisis de fibromialgia no es simplemente “un mal día”. Es como si cada fibra del cuerpo decidiera rebelarse al mismo tiempo, transformando actividades cotidianas en desafíos monumentales. Como médica especializada en fibromialgia y paciente que vive con esta condición, puedo decirte que las crisis representan uno de los aspectos más incomprendidos y desafiantes de esta enfermedad.

Mientras escribo estas líneas, recuerdo mi última crisis hace apenas tres semanas. Ese momento en que abrir los ojos por la mañana se convirtió en una hazaña, cuando el simple peso de las sábanas sobre mi piel generaba molestias intensas. No estás sola en esto, y lo que sientes tiene nombre, explicación y, sobre todo, estrategias de manejo respaldadas por la ciencia y la experiencia.

En este artículo te explicaré exactamente qué sucede durante una crisis de fibromialgia, por qué ocurre y cómo puedes atravesarla con mayor comprensión y herramientas concretas.


¿Qué es exactamente una crisis de fibromialgia?

Una crisis, también llamada brote o exacerbación, es un período de intensificación significativa de los síntomas de fibromialgia que va más allá de las fluctuaciones habituales. Durante estos episodios, la severidad del dolor aumenta de forma notable y aparecen o se agravan síntomas asociados como la fatiga extrema, problemas cognitivos y alteraciones del sueño.

Desde el punto de vista clínico, una crisis representa una alteración temporal en los mecanismos de procesamiento del dolor del sistema nervioso central. El umbral del dolor disminuye dramáticamente, y estímulos que normalmente serían tolerables se perciben como intensamente dolorosos—un fenómeno conocido como hiperalgesia.

Por lo tanto, no se trata de una falta de fortaleza o resistencia. Es una respuesta neurofisiológica compleja que involucra el sistema nervioso, el sistema inmunológico y múltiples neurotransmisores.


Los síntomas que definen una crisis de fibromialgia

Dolor amplificado y generalizado

El dolor durante una crisis tiene características particulares. No se limita a una zona específica, sino que se extiende por todo el cuerpo con una intensidad que puede llegar a ser incapacitante. Además, se acompaña de hipersensibilidad cutánea (alodinia), donde incluso el roce de la ropa resulta molesto.

Muchas pacientes describen esta sensación como “sentir que te han golpeado con un bate” o “como si tuvieras la peor gripe de tu vida”. Personalmente, lo comparo con tener los músculos completamente tensos y doloridos después de un ejercicio extremo, pero sin haber hecho nada que lo justifique.

Fatiga abrumadora que no mejora con el descanso

A diferencia del cansancio normal, la fatiga durante una crisis de fibromialgia es profunda y persistente. Puedes dormir diez horas y despertar sintiéndote completamente exhausta. Esta fatiga interfiere significativamente con tu capacidad para realizar tareas cotidianas y no se alivia con periodos de descanso.

Igualmente, esta fatiga tiene un componente neurológico importante. El cerebro trabaja constantemente procesando señales de dolor amplificadas, lo que consume una enorme cantidad de energía y deja poco “combustible” para otras funciones.

Niebla mental intensificada

La niebla mental o “fibrofog” se vuelve especialmente pronunciada durante las crisis. Experimentas dificultades para concentrarte, encontrar las palabras adecuadas, recordar información reciente o realizar múltiples tareas simultáneamente.

En mi práctica clínica, las pacientes frecuentemente reportan olvidar conversaciones recientes, perder objetos o sentirse “desconectadas” de su entorno. Esta alteración cognitiva puede generar frustración significativa y afectar tanto el desempeño laboral como las relaciones personales.

Alteraciones del sueño más marcadas

Durante una crisis, el descanso se vuelve aún más elusivo. El dolor intenso dificulta conciliar el sueño, y cuando finalmente lo logras, el sueño es fragmentado y no reparador. Consecuentemente, esto crea un círculo vicioso: la falta de sueño de calidad empeora todos los demás síntomas.

Síntomas adicionales que pueden aparecer

Las crisis de fibromialgia frecuentemente traen consigo manifestaciones adicionales: dolores de cabeza intensos o migrañas, mayor sensibilidad a estímulos como luces, sonidos y olores, problemas digestivos como náuseas o síndrome de intestino irritable, rigidez muscular severa especialmente al despertar, mareos o sensación de desequilibrio, y cambios emocionales como irritabilidad, ansiedad o tristeza.


¿Por qué ocurren las crisis de fibromialgia?

Comprender los desencadenantes puede ayudarte a anticipar y, en algunos casos, prevenir las crisis. Sin embargo, es importante reconocer que a veces ocurren sin un disparador obvio, y eso también es parte de la naturaleza impredecible de la fibromialgia.

Estrés físico y sobreexigencia

Realizar actividades físicas más allá de tus límites actuales puede desencadenar una crisis. Esto incluye ejercicio excesivo, levantar objetos pesados, mantener posturas forzadas o realizar movimientos repetitivos durante períodos prolongados.

Incluso actividades aparentemente inofensivas como una limpieza profunda del hogar o un día de compras intenso pueden ser suficiente cuando vives con fibromialgia. Por eso, la gestión de la energía y el ritmo de actividades son fundamentales.

Estrés emocional y psicológico

El estrés emocional actúa como un potente desencadenante de crisis. Situaciones como conflictos interpersonales, presiones laborales, preocupaciones financieras o eventos traumáticos pueden activar una respuesta de estrés que amplifica los síntomas de fibromialgia.

Como paciente, he experimentado cómo una discusión significativa o un período de ansiedad sostenida pueden preceder inmediatamente a una crisis. El eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, que regula nuestra respuesta al estrés, funciona de manera alterada en personas con fibromialgia, lo que explica esta mayor vulnerabilidad.

Cambios climáticos y ambientales

Muchas personas con fibromialgia reportan sensibilidad a los cambios de temperatura, presión atmosférica y humedad. Aunque la evidencia científica sobre esta relación es variable, la experiencia clínica y personal confirma esta conexión para un porcentaje significativo de pacientes.

Personalmente, noto un aumento de síntomas cuando hay cambios bruscos de temperatura o durante temporadas de alta humedad. Asimismo, algunos estudios sugieren que estos cambios ambientales pueden afectar la circulación periférica y la sensibilidad de los receptores del dolor.

Alteraciones del sueño

La privación de sueño o los cambios en los patrones de sueño pueden precipitar una crisis. El sueño de calidad es crucial para la regulación del dolor y la reparación de tejidos, por lo que cuando este se ve comprometido, todos los síntomas tienden a empeorar.

Infecciones y otros estresores inmunológicos

Las infecciones virales o bacterianas, incluso cuando son relativamente leves, pueden desencadenar una crisis de fibromialgia. El sistema inmunológico activado libera citocinas inflamatorias que pueden amplificar la sensibilidad al dolor.

Del mismo modo, procedimientos médicos, vacunaciones o cirugías también pueden actuar como desencadenantes temporales, aunque esto no significa que debas evitarlos—simplemente requieren planificación y estrategias de manejo adecuadas.


¿Cuánto dura una crisis de fibromialgia?

La duración de las crisis varía considerablemente entre personas y entre episodios. Algunas crisis pueden durar apenas unos días, mientras que otras se extienden por semanas. En promedio, una crisis típica dura entre 3 y 7 días, aunque este tiempo puede modificarse con intervenciones adecuadas.

Es fundamental entender que cada crisis es única. Factores como la severidad del desencadenante, tu estado general de salud, el manejo implementado y el nivel de estrés acumulado influyen directamente en la duración y severidad del episodio.

En mi experiencia personal y profesional, las crisis que se abordan tempranamente con estrategias de manejo apropiadas tienden a resolverse más rápidamente que aquellas donde se intenta “seguir adelante” ignorando las señales del cuerpo.


Cómo atravesar una crisis: estrategias de manejo respaldadas por evidencia

Reconocimiento temprano y aceptación

El primer paso crucial es reconocer que estás entrando en una crisis. Negar o minimizar lo que está sucediendo solo prolonga el sufrimiento y puede empeorar la situación. Por consiguiente, acepta que necesitas ajustar tus expectativas y prioridades temporalmente.

Esta aceptación no significa resignación, sino una respuesta adaptativa inteligente que te permite implementar estrategias de manejo efectivas desde el inicio.

Priorización radical y reducción de demandas

Durante una crisis, es momento de aplicar el principio de priorización radical. Identifica únicamente las actividades absolutamente esenciales y permite que todo lo demás espere. Esto puede significar pedir ayuda, delegar responsabilidades o simplemente decir “no” a compromisos no urgentes.

He aprendido, tanto profesional como personalmente, que intentar mantener el mismo nivel de actividad durante una crisis invariablemente prolonga su duración y aumenta su severidad. Tu cuerpo necesita recursos para sanar, y esos recursos no están disponibles si los gastas intentando cumplir con expectativas normales.

Técnicas de manejo del dolor no farmacológicas

Existen múltiples estrategias no farmacológicas que pueden ayudar a modular el dolor durante una crisis. La aplicación de calor o frío (según tu respuesta individual), técnicas de respiración profunda y relajación, meditación mindfulness o ejercicios de atención plena, estiramientos suaves o movimientos delicados cuando sea tolerable, y masajes ligeros en áreas no hipersensibles son todas opciones válidas.

Cabe destacar que lo que funciona puede variar entre personas y entre crisis. Es recomendable tener un “kit de herramientas” con varias opciones y experimentar para descubrir qué te proporciona mayor alivio en cada momento.

Optimización del descanso

Aunque dormir puede ser difícil durante una crisis, optimizar las condiciones para el descanso es fundamental. Mantén tu habitación fresca, oscura y silenciosa, establece una rutina relajante antes de dormir, limita la exposición a pantallas al menos dos horas antes de acostarte, y considera técnicas de relajación como visualizaciones guiadas o meditaciones para el sueño.

Si el dolor te impide encontrar una posición cómoda, experimenta con almohadas de soporte en diferentes configuraciones. Pequeños ajustes pueden marcar una diferencia significativa en la calidad del descanso que logres obtener.

Nutrición y hidratación adecuadas

Durante las crisis, es común perder el apetito o recurrir a alimentos reconfortantes pero poco nutritivos. No obstante, mantener una nutrición e hidratación adecuadas puede influir positivamente en la duración y severidad de la crisis.

Opta por comidas pequeñas y frecuentes si el apetito está disminuido, prioriza alimentos antiinflamatorios como vegetales de hoja verde, frutas con antioxidantes, pescados ricos en omega-3 y frutos secos, mantén una hidratación constante (la deshidratación puede empeorar la fatiga y el dolor), y limita el consumo de alimentos procesados, azúcares refinados y cafeína excesiva.

Apoyo emocional y validación

El componente emocional de atravesar una crisis no debe subestimarse. Busca apoyo en personas que comprendan tu condición, ya sea familiares, amigos o grupos de apoyo para fibromialgia. La validación de tu experiencia es terapéutica en sí misma.

Igualmente, recuerda que experimentar emociones difíciles durante una crisis es completamente normal. La frustración, tristeza o ansiedad que puedas sentir son respuestas comprensibles a una situación desafiante, no signos de debilidad.


El papel del tratamiento médico durante las crisis

Es fundamental contar con un médico que conozca tu condición y con quien puedas comunicarte durante las crisis. La fibromialgia no requiere necesariamente de un especialista específico; simplemente necesitas un profesional empático que comprenda la enfermedad y esté dispuesto a trabajar contigo en su manejo.

Durante una crisis, tu médico puede evaluar si hay factores desencadenantes tratables, considerar ajustes temporales en el plan de manejo, descartar otras condiciones que puedan estar contribuyendo a la exacerbación, y proporcionar orientación específica adaptada a tu situación individual.

Cabe resaltar que el manejo de la fibromialgia, incluyendo las decisiones sobre cualquier tratamiento, es altamente individualizado y debe tomarse en consulta médica. Lo que funciona para una persona puede no ser adecuado para otra, y solo tu médico tratante puede evaluar qué estrategias son apropiadas para tu caso específico.


Después de la crisis: recuperación y prevención

La fase de recuperación

Cuando los síntomas comienzan a ceder, es tentador volver inmediatamente a tu nivel de actividad habitual. Sin embargo, la recuperación de una crisis requiere un enfoque gradual y compasivo. Tu cuerpo ha estado bajo un estrés significativo y necesita tiempo para estabilizarse completamente.

Durante esta fase, incrementa gradualmente las actividades, mantén las estrategias de autocuidado que implementaste durante la crisis, y observa cuidadosamente las señales de tu cuerpo para evitar una recaída.

Aprendiendo de cada crisis

Cada crisis ofrece información valiosa sobre tus desencadenantes personales y las estrategias que te resultan más efectivas. Considera llevar un diario donde registres los síntomas, posibles desencadenantes, estrategias de manejo implementadas, y qué resultó más útil.

Este registro no solo te ayuda a identificar patrones, sino que también proporciona información valiosa para compartir con tu médico y ajustar tu plan de manejo a largo plazo.

Estrategias preventivas

Aunque no todas las crisis pueden prevenirse, implementar estrategias de manejo continuo puede reducir su frecuencia e intensidad. Mantén un ritmo sostenible de actividades (planifica tu día y aplica estrategias para conservar tu energía), practica técnicas de manejo del estrés regularmente, prioriza el sueño de calidad de manera consistente, mantén una alimentación balanceada y hábitos saludables, y cultiva una red de apoyo sólida.

Asimismo, trabajar con un profesional en aspectos emocionales y cognitivos, como la terapia cognitivo-conductual, puede proporcionarte herramientas adicionales para manejar el estrés y las respuestas emocionales que pueden precipitar o exacerbar las crisis.


Viviendo con la incertidumbre de las crisis

Una de las realidades más desafiantes de la fibromialgia es la impredecibilidad de las crisis. Puedes estar siguiendo todas las recomendaciones, cuidándote meticulosamente, y aun así experimentar un brote. Esta incertidumbre puede generar ansiedad significativa y afectar tu calidad de vida.

Como alguien que vive con fibromialgia, comprendo profundamente esta lucha con el miedo y la incertidumbre. He aprendido que, aunque no puedo controlar completamente cuándo ocurrirán las crisis, sí puedo controlar cómo me preparo para ellas y cómo respondo cuando llegan.

Desarrollar flexibilidad mental y aceptación de esta incertidumbre es parte del proceso de aprender a vivir con fibromialgia. No significa rendirse, sino encontrar un equilibrio entre el esfuerzo por manejar la condición y la aceptación de sus limitaciones.


Validando tu experiencia: lo que necesitas escuchar

Si estás atravesando una crisis en este momento, o si acabas de salir de una, necesito que escuches esto con claridad: lo que estás sintiendo es real. El dolor que experimentas no está “en tu cabeza”. La fatiga que te abruma no es pereza. Las dificultades cognitivas que enfrentas no son falta de inteligencia o esfuerzo.

Tu cuerpo está lidiando con una condición neurológica compleja que altera fundamentalmente cómo procesas el dolor y otros estímulos. No estás exagerando, no eres débil, y no estás fallando por necesitar ajustes o apoyo durante las crisis.

En mi práctica clínica, uno de los elementos más terapéuticos que puedo ofrecer es precisamente esta validación. Demasiadas personas con fibromialgia han pasado años escuchando que sus síntomas no son “tan graves” o que “deberían poder superarlos”. Esta invalidación no solo es incorrecta desde el punto de vista médico, sino que añade un peso emocional innecesario a una condición ya de por sí desafiante.


Comunicando tus necesidades durante una crisis

Uno de los desafíos significativos durante las crisis es comunicar efectivamente tus necesidades a quienes te rodean, especialmente cuando la incomprensión es común. Las personas sin experiencia con dolor crónico pueden no comprender por qué no puedes simplemente “esforzarte un poco más” o “pensar positivamente” para superarlo.

Algunas estrategias efectivas incluyen ser directa sobre tus necesidades específicas (“Necesito que asumas las compras esta semana”), utilizar comparaciones que puedan entender (“Imagina la peor gripe que hayas tenido, multiplicada por diez”), establecer límites claros sin sentir necesidad de justificarte extensamente, y agradecer el apoyo cuando lo recibes, reforzando positivamente la comprensión.

En el contexto de relaciones de pareja y dinámicas familiares, la comunicación abierta sobre las crisis y sus necesidades es fundamental para mantener relaciones saludables y obtener el apoyo necesario.


El impacto laboral de las crisis

Las crisis de fibromialgia pueden afectar significativamente tu capacidad laboral temporalmente. Si trabajas fuera de casa, esto presenta desafíos adicionales relacionados con el ausentismo, la productividad reducida y la necesidad de adaptaciones laborales.

Es recomendable tener una conversación honesta con tu empleador o departamento de recursos humanos sobre tu condición (en la medida que te sientas cómoda compartiéndola). Muchas organizaciones están dispuestas a ofrecer flexibilidad cuando comprenden la situación, especialmente si presentas la conversación en términos de estrategias que te permitirán mantener tu productividad a largo plazo.

Algunas adaptaciones que pueden ser útiles durante y después de las crisis incluyen la posibilidad de trabajar desde casa durante episodios agudos, horarios flexibles que permitan atender necesidades médicas, opciones de descansos más frecuentes, y ajustes ergonómicos en tu espacio de trabajo.


Recursos adicionales y apoyo continuo

Manejar las crisis de fibromialgia efectivamente requiere no solo conocimiento, sino también una red de apoyo y recursos accesibles. Considera explorar los siguientes recursos que pueden proporcionarte apoyo adicional:

Igualmente, no subestimes el valor del apoyo de otras personas que viven experiencias similares. Los grupos de apoyo, ya sean presenciales o en línea, pueden proporcionar validación, estrategias prácticas y la comprensión que solo puede venir de quienes realmente conocen lo que significa vivir con fibromialgia.


Palabras finales: encontrando esperanza en medio de las crisis

Vivir con la posibilidad siempre presente de crisis de fibromialgia no es fácil. Como médica, entiendo la fisiopatología compleja detrás de estos episodios. Como paciente, conozco la realidad emocional y física de atravesarlos.

Lo que quiero que recuerdes es esto: las crisis son temporales. Aunque en medio de una puede parecer que el sufrimiento no terminará nunca, siempre cede. Cada crisis que atraviesas te proporciona más conocimiento sobre tu cuerpo, más herramientas para el manejo y más resiliencia.

No estás sola en esto. Hay millones de personas viviendo con fibromialgia, enfrentando crisis similares y encontrando maneras de seguir adelante. Tu experiencia importa, tu dolor es válido, y mereces acceso a información de calidad, atención médica empática y apoyo incondicional.

Sigue aprendiendo sobre tu condición, mantén la comunicación abierta con tu equipo médico, cultiva tu red de apoyo y, sobre todo, sé compasiva contigo misma. Estás haciendo lo mejor que puedes con los recursos que tienes, y eso es más que suficiente.


¿Necesitas dar tus primeros pasos en el manejo de la fibromialgia?

Si estás navegando tus primeras crisis o buscando un enfoque más estructurado para manejarlas, te invito a explorar nuestra guía de primeros pasos en el manejo de fibromialgia. Allí encontrarás un camino claro y práctico para comenzar a construir tu plan personalizado de manejo, respaldado por evidencia médica y experiencia vivida.

Recuerda: cada paso que das hacia el conocimiento y el manejo efectivo de tu condición es un paso hacia una mejor calidad de vida. Las crisis no definen tu experiencia completa con fibromialgia—son solo momentos en un viaje más amplio hacia el bienestar que mereces.


Preguntas frecuentes sobre las crisis de fibromialgia

¿Qué tan seguido ocurren las crisis de fibromialgia?

La frecuencia varía significativamente entre personas. Algunas experimentan crisis mensuales, mientras que otras pueden tener períodos de varios meses sin episodios agudos. Factores como el manejo del estrés, la adherencia a estrategias de autocuidado y la identificación de desencadenantes personales influyen en la frecuencia.

¿Las crisis de fibromialgia empeoran con el tiempo?

No necesariamente. Con un manejo adecuado y estrategias preventivas efectivas, muchas personas logran reducir la frecuencia e intensidad de las crisis a lo largo del tiempo. Sin embargo, la trayectoria es individual y puede variar según múltiples factores.

¿Debo ir al hospital durante una crisis de fibromialgia?

La mayoría de las crisis pueden manejarse en casa con estrategias apropiadas. Sin embargo, debes buscar atención médica si experimentas síntomas nuevos o diferentes que no sean típicos de tus crisis habituales, dolor que podría indicar una emergencia médica (como dolor torácico o abdominal severo), o síntomas que te preocupan significativamente.

¿Puedo trabajar durante una crisis de fibromialgia?

Depende de la severidad de la crisis y la naturaleza de tu trabajo. Algunas crisis leves pueden permitir trabajo modificado o desde casa, mientras que crisis severas pueden requerir días de descanso. La comunicación con tu empleador y adaptaciones laborales apropiadas son fundamentales.

¿Las crisis de fibromialgia son un signo de que la condición está empeorando?

No necesariamente. Las crisis son una característica común de la fibromialgia y no indican progresión de la enfermedad. La fibromialgia no es una condición degenerativa—no causa daño permanente a tejidos u órganos, aunque puede fluctuar en severidad a lo largo del tiempo.

¿Cómo puedo explicar una crisis de fibromialgia a alguien que no la entiende?

Utiliza comparaciones concretas: “Imagina tener la peor gripe con dolor corporal intenso, pero sin fiebre ni infección—solo el sistema nervioso procesando el dolor de forma amplificada.” Enfatiza que es una condición neurológica real con base fisiológica, no psicológica.

¿Qué diferencia hay entre un día malo normal y una crisis de fibromialgia?

Una crisis representa una intensificación significativa más allá de las fluctuaciones típicas. Los síntomas son notablemente más severos, múltiples síntomas empeoran simultáneamente, la funcionalidad se ve más comprometida, y la duración es más prolongada que un “mal día” habitual.

¿Puedo prevenir completamente las crisis de fibromialgia?

Aunque las estrategias de manejo pueden reducir significativamente la frecuencia e intensidad de las crisis, no siempre es posible prevenirlas completamente. Algunos desencadenantes están fuera de tu control, y la naturaleza de la fibromialgia incluye cierta impredecibilidad inherente.


Referencias bibliográficas

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Disclaimer

Este artículo tiene fines exclusivamente informativos y educativos. No pretende reemplazar el consejo, diagnóstico o tratamiento médico profesional. La información presentada refleja conocimiento médico actualizado y experiencia personal, pero cada caso de fibromialgia es único.

Las decisiones sobre tratamiento, manejo de síntomas o cualquier intervención médica deben tomarse en consulta con un profesional de la salud calificado que conozca tu historia clínica completa. No inicies, suspendas o modifiques ningún tratamiento sin supervisión médica apropiada.

Si experimentas síntomas nuevos, severos o preocupantes, busca atención médica de inmediato. La información aquí presentada no constituye una relación médico-paciente ni sustituye una evaluación médica individualizada.


Última actualización: Noviembre 2025
Revisión médica: Doc Adriana Angel
Próxima revisión programada: Abril 2026


Sobre la autora: Doc Adriana Angel es médica, neurocoach certificada y paciente de fibromialgia. Combina su formación médica con su experiencia personal para ofrecer información clara, empática y científicamente respaldada sobre el manejo de la fibromialgia. Su enfoque único integra el rigor clínico con la comprensión profunda de quien vive la condición diariamente.

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1 comentario en “Así se siente una crisis de fibromialgia: cuando el cuerpo grita”

  1. Para mi es algo que siento que parece que no voy a salir adelante es tanto el dolor y no encuentro empatia con los doctores me ven
    Y asta parece que no me creen
    Pirque mentiría ahora el dolor va en aumento escalofríos imposibilitado
    Casi para todo y prácticamente estoy sola sobrellevando mi enfermedad

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